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Educación, Competencia y Compromiso Social

Por Harold Vásquez, Ph.D.

Los principales problemas del sector educativo público dominicano son ampliamente conocidos:  los estudiantes reciben un bajo nivel de instrucción, insuficientes horas efectivas de clases, maestros con escaso nivel de formación, e instalaciones inadecuadas para la enseñanza. En la última década, la sociedad dominicana ha intentado solucionar estos problemas exigiendo un incremento significativo en el presupuesto del gobierno para subsidiar la oferta de servicios educativos. Sin embargo, debido a los inconvenientes que genera el subsidio de oferta, un número importante de países ha tomado como opción subsidiar la demanda de educación. En este artículo discutimos desde el punto de vista económico cómo el subsidio de la demanda educativa podría ser una alternativa superior a los subsidios de oferta para solucionar los problemas educativos de la nación.

Desde el punto de vista económico –específicamente, de las finanzas públicas-, existen dos razones que justifican la intervención del Estado en el sistema educativo: (1) la presencia de externalidades y (2) el paternalismo estatal.

Proveer un mínimo de escolaridad formal, conocimientos cívicos y formación en valores comúnmente aceptados contribuye a la cohesión social y al sostenimiento de una sociedad democrática moderna. Es decir, la educación de un niño contribuye al bienestar de los demás (externalidad positiva) debido a que promueve una sociedad democrática estable. Por ejemplo, compartir el mismo lenguaje, conocer las normas y respetar las leyes de la sociedad hace que estemos más integrados.  Sin embargo, el beneficio social de la educación de una persona se reduce a medida que aumentan los años de escolaridad y especialización que recibe, ya que siempre y cuando puedan transar libremente en el mercado, los trabajadores pueden capturar en mayor medida la rentabilidad de un mayor nivel de escolaridad. Por otro lado, el papel paternal del gobierno en la educación de un niño es justificado siempre que los padres mantengan una actitud “irresponsable”. Al igual que en el caso de las externalidades, el papel paternal del Estado en la educación va perdiendo justificación a medida que la persona crece y se desarrolla.

El Estado puede intervenir en el proceso de formación escolar de los niños mediante un subsidio a la producción (oferta) o mediante un subsidio al consumo (demanda) de servicios educativos. En el sistema educativo dominicano, el gobierno provee un subsidio de oferta: construye los centros y planteles escolares, provee de insumos, libros y material educativo a los estudiantes, y contrata la mano de obra en forma de pagos de sueldos a los maestros. Además, el Estado refuerza su rol paternal regulando y supervisando el contenido de la enseñanza de los estudiantes. Este sistema de subsidio tiene serias desventajas debido a que, además de requerir una extensa burocracia para su sostenimiento, reduce la participación de los padres dentro del proceso de educación escolar. En un sistema de subsidios directos de demanda (por ejemplo, un programa de cupones) los padres recibirían un pago directo (cupón), de monto equivalente al costo de la educación del niño en la escuela pública, que podría ser canjeado por servicios educativos en centros públicos o privados. Con esto no sólo se incrementa la participación de los padres dentro del proceso de formación de los niños, sino que también se promueve la  competencia en el sistema educativo, la integración social y cultural, y la reducción de la burocracia estatal. En nuestro próximo artículo ampliaremos con más detalles al respecto.

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