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¿Cómo los economistas definimos una inversión?

Por Harold Vásquez, Ph.D.

En mi experiencia personal uno de los conceptos financieros más errados que tienen las personas es el de inversión.  Después de conversar sobre finanzas con muchas, ya sea de forma directa o mediante las charlas que imparto, creo que la dificultad de entender qué cosas constituyen una inversión es que las personas confunden lo que es invertir con la compra o adquisición de activos. Por eso, cuando alguien compra una casa o un vehículo es común escuchar decir “hiciste una buena inversión”, cuando en verdad lo que quizás corresponde decir es “hiciste una buena compra” (de un activo), lo cual es algo muy distinto y que procederemos a explicar brevemente.

Financiera y económicamente hablando, hacer una inversión es el acto de adquirir o comprar un bien que llamamos capital.  Por supuesto, el capital puede constituir parte de nuestro acervo de activos; sin embargo, no todo activo puede denominarse un capital. Lo que diferencia el capital de cualquier otro tipo de activo es que el capital produce valor o dinero en el tiempo. En ese sentido, algunos ejemplos o formas de capital son un certificado bancario (produce intereses), el vehículo que usa un taxista para trabajar (produce una renta por el espacio de tiempo que lo alquila a su pasajero) o los conocimientos que se adquieren mediante cursos de formación o estudios universitarios. Esta última forma de capital es la que se denomina capital humano. Como vemos, el capital puede ser tangible o intangible, y su característica esencial es que nos produce una renta o ingresos en el tiempo.

De lo anterior, derivamos que invertir es toda acción destinada a incrementar el acervo o cantidad de capital que tenemos. Es por esto que al comprar un vehículo de uso diario, electrodomésticos o una casa, decimos que adquirimos activos, pero no que estamos invirtiendo. La naturaleza de todo activo es depreciarse o perder valor en el tiempo, por lo cual debemos realizar gastos para su mantenimiento. En ocasiones, los activos pueden subir o bajar de valor a causa de eventos repentinos o atendiendo a las condiciones de oferta y demanda del mercado. Pero esto no desvirtúa su naturaleza de irse depreciando a lo largo del tiempo.

La próxima vez que quieras saber si algo que adquieres es una inversión, pregúntate primero cuánto dinero pondrá eso que compras en tu cuenta de banco.

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